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Cide Hamete

Odio lo oriental.

Entiéndanme bien, no es que odie a los chinos, ni a los que tienen ojos rasgados. No, no se trata de eso. Simplemente es que no entiendo esta moda que hay ahora de considerar que todo lo tocante a la cultura o filosofía oriental está por encima de lo occidental.

Tengo un amigo muy aficionado a todos estos asuntos orientales. Se empolla los biorritmos, practica tai-chi y, de cuando en cuando, es capaz de decir con un cubata en la mano, cosas como que hace más ruido un árbol cayendo que mil creciendo. Entiéndanme es un tío estupendo, pero cada uno tiene sus contradicciones. Mi amigo, dentro de lo que cabe es capaz de agarrar un libro de Meditación hindú y luego una novela de Dickens. No obstante, no puede dejar de leerse Kim, sólo porque yo le digo que se trata de un libro sobre un camino iniciático, con mucha filosofía oriental. Yo le cuento esas cosas así porque sé que es superior a él, y porque es la manera de convencerle para que se acerque a Kipling. De cualquier forma, estoy harto de ver gente que se lee "El arte de la guerra" porque la filosofía oriental de la guerra de hace mil años es muy adaptable al día a día de una oficina actual. Ojo, comprendan lo que digo. Yo me he leído ese libro y está bien, pero no hay que sacar las cosas de quicio. Mucha gente que se queda fascinada por "El arte de la guerra" piensa que el Mito de la Caverna de Platón es una cosa "irreal" e imaginada, o incluso pasan de leerlo.

No se trata sólo de libros, gente que hace Chin-kú, o Kin-chú, o como narices se diga, no hará nunca algo tan occidental como una flexión, o una abdominal. Porque claro, con una abdominal te puedes lastimar la espalda, pero como los orientales son tan contemplativos, tan reflexivos, tan superiores, han diseñado una gimnasia basándose en los partos de los flamencos en época estival, que es la leche, de soja, of course.

El otro día fui a una exposición en el palacio de Sástago de Zaragoza de Shashin. No, no me miren raro, ése es el nombre que le daban en los folletos y en los periódicos: "Shashin, copia de la verdad". Se trataba de una exposición de fotografía oriental. Estas "copias de la verdad" eran interesantes, no tanto por las fotografías en sí como por las explicaciones adicionales. Allí aprendí por ejemplo que en Japón (supongo que en el Japón profundo) cuando alguien se muere, le dan un nuevo nombre. Me resultó muy coherente con su concepción cíclica de la vida: uno se muere, es decir, nace a otra vida y al igual que cuando nace aquí se le da un nombre, cuando nace allí se le da otro. Curioso. También aprendí que a los muertos los visten de blanco. Pero no se engañen, aunque me gustó, acabé de castaños, del monte Fuji y de construcciones típicas del Japón, hasta las mismísimas Pagodas. Pero no me quiero ir por los cerros de Hirosima. Mi amigo, fascinado, cuando habíamos salido y nos estábamos echando al cuerpo la pertinente cerveza, me dijo:

-hay que ver, estos orientales, son tan... ...tan... ...tan conceptuales

-No entiendo ¿a qué te refieres? -le dije yo, tratando de adivinar.

-pues hombre fíjate, por ejemplo, en el propio nombre que le dan a la fotografía: Shashin que quiere decir "copia de la verdad"

-bueno, ¿y qué? Fotografía quiere decir Photós y Grafo es decir "la luz en el papel" o si se quiere "la luz escrita" ¡qué genios! ¿no?

Mi amigo se limitó a sonreir de una forma que venía a decir "ná, que no te lo voy a explicar, que no lo entenderías, pero no es lo mismo".

Servidor es un poco zoquete, para qué negarlo, pero quizá por eso me sacan de quicio estas cosas orientales. En fin, que les dejo, que me he alquilado Karate Kid en el video-club, a ver si me empollo todas estas cosas para comprender por qué es más ingenioso el Shashin que la Fotografía.

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Este artículo está rescatado de entre mis archivos antiguos. Supongo que algún día no muy lejano se me acabará el chollo de poder rescatar artículos viejos. Me figuro que entonces se ralentizará el ritmo del blog en estas épocas en las que no sé escribir más de tres frases seguidas.

Lo digo también porque alguno puede pensar en visitar la exposición sobre Shashin que hace ya mucho tiempo que terminó.

9 comentarios

Julia -

Pues a mi me parece bien decir que odio algo...

Últimamente estamos tan políticamente correctos, que no se puede decir nada, oiga...

Yo odio a Isabel Gemio, a María Teresa Campos, a la gente a la que le encanta oise a ella misma, a los prepotentes, a los ceporros de miras...

Odio tantas cosas, que no me caben.

Besillos Cide

almena -

¿y por qué hemos de elegir? no es mejor "complementar"?.
Quedarse con lo mejor de cada cultura.

¡Saludos!

Satori -

Gracias por la aclaración que haces, Cide y y también por tu visita. Es un honor. Y estoy de acuerdo contigo en que ninguna es superior a la otra, ni se tienen que desmerecer. Simplemente, se complementan.
Un abrazo

Cide -

Satori, dame la dirección de tu blog, has despertado mi curiosidad.

Perdonad el baile de post, un error en el manejo me ha hecho tener que recolocarlos. En realidad el de Minerva es de contestación a Satori.

Creo que mi "odio" a lo oriental queda bien explicado en el artículo. He leído a Kipling, que me encanta, leí el Arte de la Guerra y reconozco que me gustó, incluso fui a una exposición de Shashin que me pareció aceptablemente interesante. Todo lo que sea conocer es positivo, y por supuesto que oriente tiene mucho que aportarnos, pero no desmereciendo la filosofía occidental, que mamó de la oriental, pero se desarrolló de otra forma que no es en absoluto inferior.

Satori -

No habla de medidor de culturas pero sí que se ve cierto desprecio por lo oriental y cierto tufillo de superioridad intelectual, propia, precisamente, del pedante Dragó. No hay más que ver el título. Pero está bien expresarlo. La libertad de expresión está por encima de lo oriental y lo occidental...

Satori -

Pero si Kipling es el autor preferido de Sanchez Dragó,
orientalista donde los haya...
Oriente ha cautivado a los grandes artistas
occidentales (desde Balzac y su Peau de Chagrin hasta Monet y sus pinturas
japonesas).

Bueno, solo yo no suelo odiar lo que no me interesa. A uno no le
puede interesar todo, y no por eso lo vas a odiar. En cualquier caso, me gusta
mucho tu post porque ilustra de maravilla el complejo de superioridad de la
cultura occidental, que no tiene nada que aprender de lo que venga más allá de
nuestra vieja Europa. (que por muy vieja que sea, no deja de ser una chiquilla
al lado de la cultura china, india, tibetana, etc). Te invitaría a visitar mi
blog, pero igual te da algo... Sin embargo a mi el tuyo me gusta mucho. Un
saludo desde la diferencia..

Minerva -

No creo que el post hable de si una cultura está por encima de otra. Sería penoso ponerse a comparara "¿alguien tiene el medidor de culturas?"

Más bien lo que ocurre es que hoy en día te tiene que gustar lo oriental por narices porque si no es que no estás a la altura, no lo entiendes...típicas frases de pedantes.

A mí la estética oriental me gusta y algunos rasgos también, aunque me veo incapaz de compartir la filosofía de vida y por supuesto procuro no ir levitando por el mundo diciento que lo oriental viene a salvarme la vida.

Desde luego si hay un buen ejemplo de pendante es Sánchez Dragó.

Buen rescate de post :o)

acróbatas -

¿Sabes? Yo voy teniendo épocas de orientalismo, pequeños fragmentos de la historia de mi vida en los que me dá por "investigar" sobre cosas orientales... En fin...

Antonio -

Pienso igual que tu aunque al tener la cultura oriental mayor bagaje que la occidental tiene mas tradición en mucho temas... acupuntura, relajacion... cosas q en Occidente han estado tachadas de brujeria y por tanto nunca investigadas...