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Cide Hamete

Asesores, franquicias y demás inventos modernos.

Recuerdo que hace apeñas 15 años era impensable comprar pan por la tarde. Ahora tienes unas franquicias abiertas hasta las 10 de la noche vendiendo, no pan, sino sucedáneo de pan. Ayer fui a uno de estos despachos de sucedáneo de pan y me quedé boquiabierto viendo el cartel que le habían puesto en el uniforme a la dependienta.

Nunca he entendido que a una dependienta le tengan que poner un cartel con su nombre. ¿Para qué? Supongo que para poder decirle, aunque no la conozcas, cosas como: "Querida María, creo que te has equivocado en el cambio" o "Ponme 100 gramos, pero córtalo finito, Guadalupe".

Pero lo que vi ayer es más grave. Debajo del nombre, ponía su cargo: "Asesora de ventas" ¿Y me va a asesorar si le pregunto qué tipo de pan le conviene a mi cuerpo? También se le puede preguntar qué pan irá mejor con una salsa de almendras y vino tinto. ¿Y para un bocadillo de tortilla? En fin, que cada día nos volvemos más tontos. Con lo honroso que es ser "Dependienta". Dependienta anónima. Ser la chica rubia simpática que vende pan en la esquina o la chica atenta de pelo rizado que te sugiere que este pantalón te queda mejor que el otro. Que llegado el caso llegues a saber su nombre, pero no porque lo ponga en un cartelito, sino porque adquieras la confianza suficiente con ella. Eso ahora es imposible, porque a estas chicas las van cambiando de tienda cada pocos meses. Intentan sustituir la atención cercana y cariñosa por un cartel con un nombre. "¿Qué quieres?¿Llegar a saber el nombre de la persona que te atiende? Pues aquí lo tienes". Qué estupidez, no es eso lo que quiero. Aunque lo que quiero no creo que esté dispuesto a dármelo ninguna franquicia.

Suma y sigue.

No tengo ganas de pararme a pensar cómo redactar mi opinión sobre el tema. Además, nunca sería tan conciso y concreto como Joaquín Carbonell. Así que, en un ejercicio más de vagancia, me voy a limitar a enlazar la "Antena Paranoica" de hoy. 

Moët & Chandon.

En mi casa, tradicionalmente se brindaba con Sidra El Gaitero durante las navidades. Este año he tenido hasta tres veces la ocasión de brindar con Moët & Chandon en diferentes cenas familiares y de amigos. Soy de gustos muy mundanos. Prefiero la tortilla de patata al caviar, o el cubata de ron y coca-cola al whisqui selecto. Quizá por eso me siento un poco extraño ante las exquisiteces. Algunas no las sé apreciar, y las que me hacen disfrutar las trato con mimo, las saboreo despacio para no desperdiciar nada, con movimientos medidos como las pisadas de un astronauta en la luna.

A menudo en estas situaciones me viene a la memoria un chiste que les oí a los Gomaespuma:

"Si un obrero se come una merluza, es que uno de los dos está malo".

Porque tú te ves bonita, tú te pones orgullosa...

Porque tú te ves bonita, tú te pones orgullosa...

En el barrio de Las Fuentes, hace varios días empezaron a aparecer estas curiosas pintadas hechas con plantilla. Están en las marquesinas, aunque también en algunas paredes. Tienen unos 40 centímetros de altura y parecen estar hechas por algún fan que no se resiste a que Los Chichos caigan en la desmemoria de la gente.

La foto está hecha de noche y con el móvil, disculpad la falta de calidad de la imagen.

Aprovecho para recordar otras pintadas misteriosas encontradas en Zaragoza, como la que decía que Dios era "inalámbrico " o que la tele era un "arma de distracción masiva "

"Se está perdiendo el norte" ó "Me da pereza escribir mi propio artículo".

Quizá la pereza, quizá que los propósitos de este nuevo año van por otro sitio, ¿quién sabe? Aún no me ha surgido algo interesante de lo que hablar. Es decir, lo que está pasando alrededor del atentado de ETA me suscita ganas de exponer mi opinión, pero es que resulta hasta aburrido volver a decir las mismas cosas siempre. Así que me voy a limitar a poner un link al artículo de hoy de Joaquín Carbonell, que me ha parecido muy acertado.

 http://www.joaquincarbonell.com/html/escribe.php?seccion=antena&art=531

A ver si vamos sentando la cabeza entre unos y otros.

Día 1. Comienzo del nuevo futuro

Hoy me he levantado a eso de las 12.45. Me he duchado y he encendido la radio. Estaban comenzando una entrevista a Antón Castro . Ha sido una agradable manera de comenzar el año.

Mauricio.

Mauricio.

Siendo adolescente, el grupo que realmente me hacía emocionarme y que consiguió que me aprendiera todas sus canciones fue Más Birras . Nunca los llegué a ver en directo. Se separaron cuando yo tenía 16 años y no tuve ocasión de acudir a ningún concierto.

Pasados unos años, fui a la presentación del disco "De la noche a la mañana" en el 95 si no recuerdo mal. En él Mauricio empezaba a dar rienda a su pasión por el folclore argentino. Ese disco fue el germen de Almagato, allí estaban ya Jaime González y Jaime Lapeña. También una colaboración maravillosa con Gabriel Sopeña.

La presentación fue en el centro cívico Delicias. Había unas mesas con vino y algo para picar antes del concierto. Yo compré el disco sin esperar a escuchar nada. Tal era mi fe en lo que hiciera Mauricio. Recuerdo que bebí bastante. Mucho. Tal vez demasiado. Entonces, me acerqué a Mauricio a que me firmara el disco y le dije que era una pena que hubiese disuelto Más Birras. Él, quizá harto de que todo el mundo le pidiera explicaciones y viendo mi estado, se limitó a decirme: "Esto también te va a gustar, ya verás" y en la dedicatoria me puso una frase, que se convirtió como por casualidad unos años más tarde en el lema que me ha empujado más de una vez en época de cambios, crisis y tristezas:

"Adelante, que nos vamos pa'l futuro"

 

Ya estoy otra vez conectado.

Ya tengo acceso desde casa nuevamente. Me ha sorprendido la eficiencia de Orange en arreglar mi problema. Llamé una vez para avisar y dedujimos entre la teleoperadora y yo que mi router estaba roto, así que prometió enviarme a un técnico para sustituirlo. Como no todo iba a ser perfecto, pasados varios días volví a llamar para ver qué había de lo mío. Y mi sorpresa fue ver que a la teleoperadora no le constaba que hubiera aviso alguno para que el servicio técnico acudiera a mi casa. Eso sí, ella lo activó, y et voilà a los dos días lo tengo solucionado. Sorprendente. Será que es Navidad.

He descubierto gracias a Acróbatas cómo colgar audio en el blog. Intentaré no abusar del invento, pero al menos para probarlo voy a colgar una canción de Almagato.

 


Feliz Navidad

Con el router de casa roto, no me queda más remedio que desearos ya a todos los habituales al blog una feliz Navidad y un próspero año nuevo.

Me han prometido arreglar "la incidencia" a la mayor brevedad posible. Y yo preferiría que en lugar de arreglar la incidencia arreglaran el router, pero qué se le va a hacer.

Así que por lo pronto, besos, abrazos y buenos deseos para todos.

Chupitos de mora.

No me había hecho caso en toda la noche, pero de repente se dirigió a mí.

- Ven, Cide, ven conmigo a tomar algo a la barra -dijo ella-. Y se fue sin esperarme, consciente de que si ella me dice ven, lo dejo todo.

- No te lo he dicho antes, pero hoy estás muy guapa.

Sonrió, y eso me dio confianza para seguir halagándola.

- No me he acercado en toda la noche porque te he visto rodeada de pretendientes y no he querido importunar. La verdad es que no me extraña que te pretendan.

- No seas idiota, anda. -Me respondió con una sonrisa vergonzosa mientras se sonrojaba.

- Eres la única chica a la que consigo sonrojar.

- Bueno, es que me sonrojo enseguida.

- A mí me encanta hacer que te sonrojes.

- Hala, venga, déjalo -dijo riendo como si yo estuviera gastándole una broma.

 

Entonces me atreví a ser más directo.

- Algún día me vas a tener que tomar en serio.

- Venga, brindemos, tomemos el chupito y vayamos con el resto a seguir con la marcha.

Entonces sonreí y le besé la mejilla. Su reacción fue de lo más tranquila y natural. Brindó conmigo, se bebió de un trago un chupito repugnante de licor de mora y volvió con el resto del grupo. Yo la seguí, naturalmente, pero mi cabeza ya no respondía más que al recuerdo de ese momento en el que mis labios tocaron su piel.

...

Por las mañanas cojo el coche y tengo dos opciones. Puedo ir por uno de los cinturones de circunvalación de la ciudad o atravesar el centro. Siempre decido atravesar el centro. Incluso si tengo tiempo doy un par de vueltas por la zona de León XIII. A veces he llegado a atravesar Paseo Sagasta o el Paseo de la Constitución sin necesidad.

A esas horas la ciudad está despertando, se puede circular, se puede observar una belleza distinta en las calles y se ve a la gente protegiéndose del frío, o del aire, esperando el autobús, yendo a buscar su coche, entrando a desayunar a uno de los pocos bares que hay abiertos,...

Los cinturones son inhumanos a esas horas. Nadie pasea. Son la tristeza hecha camino. No quiero atravesar esa tristeza recién levantado.

Una historia de la guerra

A principios de los años 30 no se podía comprar pan los domingos. Ni siquiera los días laborables por la tarde. Tampoco se podía malgastar el tiempo viendo la televisión. En esos años los huevos eran de color blanco y el trato con el dependiente de la charcutería era más humano. En Zaragoza la gente vivía con la puerta de su casa abierta, para que si algún vecino necesitaba pedir algo, o simplemente tenía ganas de hablar no hubiera que pasar por el fastidioso proceso de levantarse para abrirle. La leche se vendía a granel y de puerta en puerta.

Juan repartía por la zona de Miraflores la leche que ordeñaba su padre por la mañana en una vaquería cerca de la huerta de Las Fuentes. Manuel, su hermano mellizo, se encargaba de la zona de San Miguel y Camino de las Torres.

Cuando estalló la guerra, Manuel estaba cerca de Barcelona, así que tuvo que elegir entre jugarse la vida intentando volver a su casa o alistarse en el primer puesto que encontrara.

En Belchite la mayor parte del tiempo se pasaba manteniendo la posición. Esto es, sin hacer nada más que estar allí a la espera de órdenes. De cuando en cuando, si la cosa no estaba muy tensa, un representante de cada lado se acercaba a la entrada del pueblo y cambiaba cigarrillos, que andaban escasos en uno de los bandos, por maquinillas de afeitar, o porciones de chocolate. También algunas veces uno de los bandos encendía la megafonía y trataba de minar la moral del otro bando lanzando consignas fascistas o comunistas, y animando a los soldados a cambiar de bando. Estas consignas obedecían a órdenes directas de jefes a los que los soldados no habían visto nunca. La mayoría de las veces que se encendía la megafonía era para establecer charlas entre uno y otro bando sin más pretensión que hacer más llevaderas las horas de espera.

 

- ¿Qué tal estáis por ahí? – se decía desde el bando nacional

- Deseando volver a casa – se respondía con tono jocoso pero amargo desde el otro bando.

- Bueno, para ver si nos animamos os va a cantar una jota uno que tenemos aquí y que es de Zaragoza.

 

Con voz rotunda y clara se oyó cantar la jota:

 

Cuando el Pilar se contempla

sobre las aguas del Ebro

le dice el Ebro gozoso,

mi ilusión es ser tu espejo.

 

En ese momento, el soldado Manuel dio un respingo. Había reconocido la voz de su hermano sobre la letra de la jota que más veces le había oído cantar. Empujó al soldado que operaba la megafonía y gritó: “¡Juanico!”.


Juan comprendió enseguida de quién era ese grito y un corazón enorme se le atascó en la garganta. Ninguno de los dos fue capaz de articular ninguna palabra. En ambos bandos se pudo ver a un soldado llorar desconsoladamente. Los acontecimientos bélicos se aceleraron y no volvieron a tener ocasión de comunicarse.

Pasadas las horas Manuel miró a sus compañeros y pensó que era posible que al día siguiente Pedro, que tan amablemente lo abrigó cuando tuvo fiebre, o Ramón, que le dio agua una vez que la lengua se le pegaba sedienta al paladar, iban a disparar contra su hermano sin contemplaciones.

Juan volvió a casa. Le tocó vivir la dura posguerra de la ciudad, pero Manuel cayó preso y ya nunca más se supo de él.

Juan no pudo volver a cantar esa jota nunca más. Dos veces lo intentó y en ambas ocasiones el sonido de su hermano llamándolo acudió a su recuerdo, llenando su garganta de corazón emocionado.


Los nombres de este relato son ficticios y algunos detalles también, pero los hechos que aquí cuento ocurrieron realmente. Tal vez no sucedió en Belchite, ese dato no lo tengo, se me perdió en la desmemoria, pero mis abuelos maternos vivían con sus tres hijos en Miraflores y eran clientes de Juan. Allí la historia de los dos hermanos era conocida por todos. Mi madre siempre estuvo dispuesta a relatarme estas cosas. Ella tenía 6 años cuando finalizó la guerra, así que creció con hambre y oyendo todas las historias que se contaban de la guerra que avergonzó a un país.

Golpes de mar.

Golpes de mar.

El lunes se presentó el nuevo libro de Antón Castro. Hubo muchísima gente en el acto. Yo me apunto allí donde alla vino, así que fui.

Pepe Melero hizo una sensacional y tronchante exposición en 12 puntos de por qué Golpes de Mar sólo lo podría haber escrito Antón Castro. Pepe Melero, con el disgusto de haber visto lo que el Real Zaragoza hizo el día anterior, se explayó sobre la magia de los relatos de Antón, las fantásticas situaciones que sus personajes crean (como una pareja que se pone el despertador a las 4 de la mañana para hacer el amor), los nombres imposibles de sus personajes (Antía Fortesende, Flora Magán, Airas Padín,...), los rincones de de ese Macondo particular que es Baladouro,...

Por su parte Antón defendió que lo que él escribe es normalmente realista -lo que me faltaba por oír, espetó a esto Pepe Melero-. Aseguró haber visto muchas de las cosas que aparecen en sus libros y haber conocido gentes con esos nombres.

El libro consta de 16 relatos en los que se entremezclan los paisajes marítimos y rurales de Galicia con zonas de Aragón. Aún no he podido empezar a leerlo, otras lecturas me tienen atrapado. Pero estoy deseando agarrarlo por las solapas y sumergirme en ese mundo soñado (o vivido, según él mismo) de Antón Castro.

Almagato

Almagato

Hace seis años aproximadamente, compré el bono que podéis ver de mala manera en la foto de arriba. Con ese bono, estaba subvencionando la grabación de un disco que se iba a llamar "El sueño del monte". Desde entonces, muchas cosas han pasado por la historia del grupo Almagato .

Cuando el jueves por la mañana llamé a mi amigo "Bólido" para comentarle que iba a ir a la presentación, él fue quien se encargó de recordarme que teníamos un bono de descuento para el cedé. Me costó encontrarlo. Estaba entre las páginas de un libro. Después de leerlo me dio pena deshacerme de él, así que le hice esta foto. Está claro, que la fe que yo tenía en que este proyecto saldría adelante, no fue en balde. Aunque les ha costado 6 años y, supongo, que mucho esfuerzo, por fin han logrado publicarlo.

La presentación fue fantástica. Tras una introducción hecha por Inge, la madre de Mauricio Aznar, un breve concierto con vídeos que explicaban leyendas de Santiago del Estero, y servían de introducción a las magníficas interpretaciones del grupo. Alicia y Patricia siguen cantando como ángeles, Jaime Lapeña sigue siendo un fabuloso animal de escenario con su violín al hombro,... Rescatan dos canciones grabadas para trabajos anteriores, "Pa que no baile solita", y "Hermano Kakuy".

Si fantástica resulta la música, muy interesante resulta también el libro que sirve de continente al cedé. Con la historia de este disco, explicaciones sobre el folclore de Santiago del Estero, la explicación de un montón de mitos y leyendas de la zona, y muchas cosas más.

El día 20 hay una nueva ocasión de verlos en directo. Esta vez será en La Campana de los Perdidos. Almagato hace una música, que es difícil escuchar en disco. En directo emociona mucho más. Esto suele ser así, pero en el caso de ellos es mucho más profunda la diferencia entre el directo y el estudio. La voz de Alicia, que parece que llora cantando emociona mucho más viendo su cara de pasión entregada a la música. Patricia es más serena cantando, pero la forma de acabar los versos y su particular acento santiagueño, la convierten en la compañera ideal de Alicia encima de un escenario. Bravo por Almagato.

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El texto del bono dice:

Este boletín numerado es una reserva para un ejemplar del disco compacto del grupo Almagato, que se llamará "El sueño del monte", y que tratará sobre los mitos y leyendas de la provincia de Santiago del Estero, en Argentina.

El sueño del monte contendrça doce canciones aproximadamente: algunas de ellas son temas inéditos compuestos (y en algunos casos interpretados) por el desaparecido Mauricio Aznar. Contamos también con la participación de algunos de sus amigos.

Conservarlo, y al presentarlo para retirar el CD "El sueño del monte", el importe de este boletín numerado (1000 ptas / 6 euros) será deducido del precio final del CD, y se te aplicará una bonificación.

 

Podéis escuchar algunas de las canciones en: http://www.genbeta.com/2005/12/10-boltfolio-videos-fotos-audio-blog 

Relax

Llevo toda la semana ajetreado, con trabajo hasta las orejas, sin poder actualizar el blog, lleno de compromisos al salir de trabajar, deseando un respiro. Hoy, cuando salga tengo la despedida de un compañero de empresa, que se va tras sólo 6 meses de trabajo. A partir de ahí, no acepto más compromisos sociales. Al menos hasta el domingo, no voy a hacer nada que realmente no me apetezca hacer. Por lo pronto, hoy me iré a la presentación del nuevo disco de Almagato que será el primero sin la voz incomparable de Mauricio Aznar -que Dios lo tenga en su gloria cantora-. Tengo pendiente darme un paseo por la calle que lleva su nombre en Casablanca, a echar una foto al busto del cantante que más me hizo disfrutar del rock. Aún cojo discos de Más Birras de vez en cuando para coger trenes de medianoche y escuchar voces de tango que evocan el recuerdo de promesas rotas. De algún modo, la presentación del disco es un compromiso con mi propia historia.

Mañana toca ir al teatro -si consigo entradas- a ver a Els Joglars "En un lugar de Manhattan". A partir de ahí, espero que mucho descanso, algo de vicio, y la instalación de un ordenador nuevo que me traen el sábado si nada falla.

3 ciclistas no profesionales ganan una carrera al Canfranero.

¿Y a nadie le da vergüenza?

Esta es la noticia: http://www.barrabes.com/noticias/articulos.asp?id_articulo=5049

No voy a añadir nada a la noticia, creo que está todo muy bien expuesto.

Día contra la violencia doméstica.

O como dirían algunos "de la violencia de género".

El dato que recogen los medios de comunicación es sobrecogedor. Dicen que 2 millones de mujeres sufren violencia por parte de sus parejas en España. Me gustaría que me explicaran de dónde sale esa cuenta, porque si somos 44 millones de españoles, aproximadamente habrá 22 millones de mujeres. De estas, unas cuantas, serán ancianas viudas, niñas, o mujeres sin pareja. De este modo, a mí me sale la cuenta por estimación propia de que aproximadamente una de cada 7 u 8 mujeres es maltratada. ¿Puede ser real ese dato? Pensadlo un poco. ¿De verdad pensáis que esa es la proporción de mujeres maltratadas entre las que conocéis?

Dicen que sólo un 5% denuncian a sus parejas. Ojalá fueran más, pero ¿de dónde nace esa estimación?

Yo he conocido tres casos de maltrato. Uno puede achacarse a la enfermedad del marido, que cambiaba su caracter. De hecho no fue un maltratador hasta muy anciano. Esa enfermedad cruel que lo convirtió en otra persona y acabó con su vida hace que probablemente se le meta en el mismo saco que al despiadado hombre que cree ser superior a su mujer o, lo que es peor, se siente acomplejado y temeroso de que ella demuestre lo que puede valer. ¿Fue esta mujer víctima de la enfermedad de su marido o de la violencia machista?

De los otros dos casos que conozco de cerca, uno es  de una pareja de ancianos. Y el otro es de una prima mía que tuvo que echarle mucho valor para escapar de su maltratador, ya que aunque a veces pueda parecer una estupidez, el sentimiento de estar en un presidio es superior a las ansias por ser feliz y llevar una vida normal. Hace falta echarle muchas narices y sentirse apoyada por la familia y las amistades. Hoy por hoy, mi prima lleva una vida absolutamente feliz con otra pareja que la ama y respeta.

Seguro que conozco mujeres que han sido maltratadas y no he tenido noticia. ¿Pero hasta una de cada 7 u 8 que conozco? Lo dudo, no quiero creer que vivo en un país tan horrible. Me gustaría que los periódicos informaran de dónde sacan esos datos y sobre qué estimaciones y suposiciones montan una noticia tan escandalosa. Y ojo, digo esto sin querer quitar importancia al tema. Que haya una sola mujer maltratada ya es demasiado y, por supuesto, hay que ayudarles a dar el paso y protegerlas.

Por otro lado, también conozco el caso de una mujer que, para evitar que su ex-marido fuera a buscar a sus hijos a la salida del colegio y para facilitarse las cosas en la demanda de divorcio, le denunció por malos tratos. Sí, luego retiró la demanda, pero por lo pronto consiguió durante unos meses una orden de alejamiento  ¿Qué pasaría si en un futuro otra pareja decidiera demandarle para sacar algún otro tipo de tajada? ¿Qué pensaría un juez de una persona denunciada, que ya tuvo una demanda previa? Estas cosas ocurren, pero no se habla de ellas. De hecho, una mujer con un cargo en el gobierno de Cataluña quiso ponerlo sobre la mesa y se vio obligada a dimitir.

Es muy difícil legislar sobre este tema. Al final, el éxito de cualquier sistema depende de la buena voluntad de la gente que lo aplica y esa buena voluntad no siempre existe. Ojalá un día hablemos de personas y no de hombres y mujeres.

...

A veces la vida tiene un epílogo cruel. La muerte debería ser algo bello. Nacer, aunque sea doloroso para la madre y, supongo que para el niño, es bello.

¿Por qué la muerte tiene que ser sólo dolorosa? ¿Por qué a algunas personas les toca dejar de parecer personas antes de morir?

No quiero para mí una muerte triste, un epílogo largo y sinsentido de la vida. Quiero mi consciencia hasta el final, quiero sentir los dolores y comprenderlos. Quiero poder hablar y escuchar al que tenga al lado, si es que para entonces queda alguien a mi lado.

Pues sí, Vanesa, sí, os quiero contar cosas de Varsovia.

Pues sí, Vanesa, sí, os quiero contar cosas de Varsovia.

Esta semana está siendo la más estresante desde que trabajo en esta compañía, y ya hace cinco años. Así que no he sacado ni un minuto en el trabajo para hacer algún artículo sobre ciertos temas que me ha venido a la cabeza. Cuando he llegado a casa, generalmente tarde, no he tenido ganas de encender el ordenador.

Me apetece hablar de Varsovia, de las calles siempre húmedas, de la plaza con la estatua de la sirena guerrera, que está llena de galerías de arte, del memorial a los héroes que liberaron la ciudad de los nazis, de estatuas de Chopin, Rubinstein o Julian Tuwim, de la tranquilidad que hay en los restaurantes, de cómo cualquier taxista sabe inglés, y de alguna cosa más.

De momento, tendréis que conformaros con esta foto de un carruaje al lado del castillo Real de Segismundo III.

Viva América

Puede que tras escribir este artículo alguien me acuse de xenófobo. De cualquier modo, no me resisto a contar varias de las cosas que he podido ver en el viaje de esta semana.

El aeropuerto de Varsovia es pequeño, bastante bien organizado para las llegadas, pero un caos para las salidas. Soy ciudadano europeo, algo que puedo decir si me da la gana con el mismo orgullo que empleaban los estadounidenses de las películas de mi infancia cuando eran detenidos en un país del este de Europa. "Soy ciudadano americano" decían. Coñe, parecía que los demás tuviéramos menos derechos en Rusia por ser de Albacete, Nantes, Rabat, Trieste o Zaragoza.

El caso es que un usamericano, bastante afable por lo demás, se quejaba de que al llegar a Varsovia le habían hecho esperar colas, había sido cacheado y su equipaje de mano registrado. Además, -decía- había observado que a los pasajeros de países europeos, les facilitaban mucho el trámite. Y es cierto, yo pasé sin más que enseñar mi documentación. Me indignó su queja. ¿Acaso no te tratan como a un sospechoso cuando aterrizas en EE.UU.? Yo no soy extranjero en Polonia, y ya que no lo soy, me gusta que me traten como a un vecino más. Son los derechos que su anexión voluntaria a la UE me concede. Polonia a cambio de tratarnos como a iguales al resto de miembros, va a avanzar mucho en los próximos años. Van a recibir inversiones, van a tener oportunidad de prosperar. Incluso van a despertar a un mundo que aún no conocen aunque ya intuyen. Igual que nos pasó a nosotros en los años 80. No sé si a largo plazo es bueno o no lo es, de eso se puede discutir en otro momento, pero lo cierto es que, de algún modo, hemos querido que así sea.

Ojalá un día no sea considerado extranjero en EE.UU. pero hasta que llegue ese día, un estadounidense debe ser tratado en Europa igual que cualquier ciudadano marroquí, argelino, chino o nigeriano.

Hoy he hablado de un norteamericano. Mañana hablaré de un chino.