Otoñando
Hoy cambio de horario en el trabajo. Vuelvo al horario de invierno.
Por otro lado ayer fui a correr por el parque y vi que, por mucho que se empeñe el verano en colear y mandarnos calores insufribles, el otoño está llegando. Había un montón de hojas en la acera. Llegará pronto un día en el que no podamos salir de casa sin chaqueta. Ese día diremos "ha llegado de golpe" o "sin avisar hemos pasado de un calor insoportable al frío". Y no será verdad. Lo que pasa es que nos negamos a creer que se acaba el verano y que vamos directos hacia la época más triste del año por eso negamos las señales de que el otoño ya está aquí.
Además, en Zaragoza, el otoño es dulcísimo como decía Labordeta en su "Zarajota Blues":
"...
Madrastra,
madre inútil,
invierno de un estío brutal
sin primavera.
Y ese otoño dulcísimo
que afila las paredes
de tus viejas murallas
cayéndose
por todas tus ventanas.
Vieja tumba
crecida a mis espaldas
..."
Dejarán de tener hojas los árboles y dejarán de llevar minifaldas y escotes las muchachas. Dejará de calentarse la cerveza en los bares y cogerán polvo las sillas de las terrazas.
Se volverán a llenar los cines y a vaciarse los parques los domingos por la tarde. Volverá a ser imposible pasear por la orilla del río en cuanto el cierzo quiera castigar al caminante. Volverá la mujer que baja a comprar a inclinar su espalda y el anciano a subirse las solapas de su gabardina para proteger su garganta. El poeta cantará a la tristeza, los enamorados no saldrán porque preferirán el calor de un hogar. En las cafeterías bajará el consumo de zumos y subirá el de café. Y los filósofos de bar dirán "Otoño entrante, barriga tirante". Volverá a llover en tromba, volverá la tristeza a las calles y las ganas de recogerse pronto en casa.
Habrá que aprovechar lo poco que queda de verdadero verano.
Por otro lado ayer fui a correr por el parque y vi que, por mucho que se empeñe el verano en colear y mandarnos calores insufribles, el otoño está llegando. Había un montón de hojas en la acera. Llegará pronto un día en el que no podamos salir de casa sin chaqueta. Ese día diremos "ha llegado de golpe" o "sin avisar hemos pasado de un calor insoportable al frío". Y no será verdad. Lo que pasa es que nos negamos a creer que se acaba el verano y que vamos directos hacia la época más triste del año por eso negamos las señales de que el otoño ya está aquí.
Además, en Zaragoza, el otoño es dulcísimo como decía Labordeta en su "Zarajota Blues":
"...
Madrastra,
madre inútil,
invierno de un estío brutal
sin primavera.
Y ese otoño dulcísimo
que afila las paredes
de tus viejas murallas
cayéndose
por todas tus ventanas.
Vieja tumba
crecida a mis espaldas
..."
Dejarán de tener hojas los árboles y dejarán de llevar minifaldas y escotes las muchachas. Dejará de calentarse la cerveza en los bares y cogerán polvo las sillas de las terrazas.
Se volverán a llenar los cines y a vaciarse los parques los domingos por la tarde. Volverá a ser imposible pasear por la orilla del río en cuanto el cierzo quiera castigar al caminante. Volverá la mujer que baja a comprar a inclinar su espalda y el anciano a subirse las solapas de su gabardina para proteger su garganta. El poeta cantará a la tristeza, los enamorados no saldrán porque preferirán el calor de un hogar. En las cafeterías bajará el consumo de zumos y subirá el de café. Y los filósofos de bar dirán "Otoño entrante, barriga tirante". Volverá a llover en tromba, volverá la tristeza a las calles y las ganas de recogerse pronto en casa.
Habrá que aprovechar lo poco que queda de verdadero verano.
3 comentarios
Athe -
Si tambie´n las hicas llevamos minifaldas en invierno . Umm tú no miras mucho a las chicas en invierno eh? ;)
martin del convento -
acróbatas -