Temas de conversación
Es fascinante ver lo poco que importan ya algunos temas a la gente normal. La gente de a pie que se levanta temprano para ir a trabajar prefiere discutir de fútbol, del tiempo, de la Duquesa de Alba y su hija que de cosas serias. Supongo no queremos darnos mal por nada. Si al menos la belleza estuviera entre nuestros temas de debate y le diéramos importancia, pero no, ni eso, ni temas que nos puedan preocupar demasiado.
Unos días después de haber oído a Maragall hablar de un 3% de noséqué que noséquién se había embolsado, nadie quiere hablar del tema. Aburre. De hecho ni el propio Maragall quiere hablar de ello. ¿Será que tiene cosas que callar también? ¿Será que quiere buscar temas más interesantes?
Es preocupante, todo el mundo sabe, intuye, sospecha, pero nadie se quiere dar mal. Son cosas que se nos escapan. Al menos esa es nuestra justificación moral. Nos manifestaremos la próxima vez que a nuestro equipo le pite mal un árbitro. Eso sí que es preocupante porque -dicen- se juega con la ilusión de una afición. Y no es mentira, pero hay cosas más preocupantes. O quizá no.
Unos días después de haber oído a Maragall hablar de un 3% de noséqué que noséquién se había embolsado, nadie quiere hablar del tema. Aburre. De hecho ni el propio Maragall quiere hablar de ello. ¿Será que tiene cosas que callar también? ¿Será que quiere buscar temas más interesantes?
Es preocupante, todo el mundo sabe, intuye, sospecha, pero nadie se quiere dar mal. Son cosas que se nos escapan. Al menos esa es nuestra justificación moral. Nos manifestaremos la próxima vez que a nuestro equipo le pite mal un árbitro. Eso sí que es preocupante porque -dicen- se juega con la ilusión de una afición. Y no es mentira, pero hay cosas más preocupantes. O quizá no.
1 comentario
Irenia -
Dejo una frase para la reflexión: dicen que cada pueblo tiene los políticos que se merecen. ¿Será verdad? ¡Espero que no!