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Cide Hamete

Visita al Valle de los Caídos.

Estuve el sábado en el Valle de los Caídos. Lo había visto de crío y tenía recuerdos confusos de camisas azules, gente blasfemando y una obra enorme.

Me volvió a parecer inmenso, bello. Los visitantes que allí había no eran, por fortuna, iguales que los de mi última visita de hace 16 ó 17 años. Únicamente un muchacho con estética "skin" al que se veía melancólico y pensativo destacaba sobre el resto.

El único "pero" que le saco al Valle de los Caídos es la falta de explicaciones. Me parece que actualmente está orientado al culto de forma casi exclusiva. Ni un solo cartel explicativo.

El domingo leí en el País que se preguntaban qué hacer con "el panteón franquista". Creo que deberíamos dejar de llamarlo así y convertirlo en un monumento "a los caídos". Allí hay enterrados 40.000 españoles de ambos bandos, y todos ellos murieron por esa enfermedad llamada España. Cada uno por la España en la que creyó, o por la que le tocó vivir.

Los visitantes que pude ver eran educados, curiosos, sorprendidos por la magnitud de la obra, ... Creo que esa es la visita que se debe fomentar, la que tiene sentido. Me gustaría que fueran autobuses de las escuelas con chavales de 13 ó 14 años y se les enseñe cómo se construyó ese monumento, qué fue la Guerra Civil, qué es lo que nos une como pueblo, que se les cuente que hay una cruz inmensa sobre la roca porque eso es una tumba inmensa. Una tumba en la que descansan juntos hermanos que se mataron entre sí, personas manipuladas por gente más poderosa que decidió que eran aptas para morir. Que se les diga cómo revistieron la guerra de ideologías, patrias, religiones, anticomunismo, antifascismo, anticlericalismo, para tener una causa que justifique la barbarie. Que se les explique que mientras faltaba mano de obra en el país por falta de hombres, había ahí prisioneros trabajando el granito con pico y pala. Que se añadan carteles con fotos de la construcción, con planos. Que los recuerdos que se puedan comprar en la tienda de la entrada sean algo más que un cenicero con la cruz dibujada, o una ridícula camiseta que nadie en su sano juicio se atrevería a llevar por la calle.

Eso sí, todo esto debe hacerse sin que deje de ser como es. ¿Quitar las tumbas de Franco y José Antonio Primo de Rivera de ahí? Pues creo que sería mejor solución enterrar en el mismo sitio a algunos dirigentes republicanos y que, al igual que ocurre en el resto del monumento, en el altar compartan sitio las "dos Españas" de la Guerra Civil unidas en la defensa de la memoria.

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